Una imagen y mil palabras

Un saludo desde mi sofá. Os presenta esta sección totalmente imrpovisada que acabo de sacarme de la manga, llamada "Una imagen y mil palabras". En ella escogeré al azar una imagen curiosa y divagaré hablaré sobre ella y sobre lo que me sugiere.

En esta ocasión he metido en Bing (un buscador como Google) la palabra "imagen" (si, en serio, lo he hecho), y ésta es la que más me ha gustado entre los resultados.

Ya desde pequeña me llamaban la atención las imágenes en las que, sobre un horizonte de color, se recorta una silueta negra. A mí siempre me ha parecido que esa clase de cuadros tiene una profundidad que no se encuentra en otros, y el contraste entre la silueta y el paisaje sencillamente me encanta.

Ok, de hecho voy a enseñaros un cuadro que hice hace dos años siguiendo las instrucciones de Art Attack.

La artista es mi hermana, no yo... se nota eh? :P

Ahora divagaré un poco.

El horizonte se difumina en la lejanía con colores de anochecer marcando el final como un reloj, cuyo tic-tac se sobrepone hasta crear una melodía cadenciosa que retumba en mi pecho. La luz moribunda le confiere un aspecto de irrealidad a todo y transforma la cala de arena en un paisaje tan bello que duele. Para desviar la vista de aquella belleza, centro la mirada en una de las elaboradas farolas que escoltan el paseo marítimo, en una de las cuales se posa un pájaro, quizá un mirlo, que me mira con ojos escrutadores.

Si yo fuera un pájaro podría poner rumbo hacia el horizonte sin mirar atrás, sólo guiada por las caprichosas líneas de las nubes, y así hasta el infinito, hasta que ya no quede nada, y lo que quede no me importe.

Pero no soy un pájaro, así que sólo puedo quedarme ahí mirando como otro día más muere tras el horizonte. Sólo puedo cerrar los ojos. Y sonreír.