Relato corto: Espera infinita

Llovía como si el cielo quisiera castigarle.

La lluvia trazaba grises surcos en la palidez de su desolación, pero no le importaba; él sólo esperaba en aquella estación que había albergado hasta la última de sus alegrías y sus tristezas. Esperaba alicaído aquella certeza que determinaría su felicidad o, por el contrario, su final. Esperaba a que ella viniera.

Esperó incluso cuando cualquier otro abandonaría. 

Esperó, aunque la oscuridad no dejaba de aumentar a su alrededor, y tuvo miedo de que le tragara. 

Esperó, aferrándose al recuerdo de una sonrisa, hasta que la negrura absorbió sus pensamientos. Y, aún después, sin saber ya por qué- y sin que le importase-, siguió esperando.

Una puerta se abrió cerca de él. Cuando pensaba que ya no vendría, que aquella última discusión había sido el final, su espera se vio recompensada.  En la luz intensa y dolorosa de lo más amado para él, supo que volvería a pasar por aquello una y mil veces ante tal premio; supo que no podría vivir sin ella.

Entre el sufrimiento de perderla o el de amarla, él eligió el segundo. Ni los malos momentos ni la distancia eran nada ante el dolor de estar separado de una parte de su ser. Por fin lo había comprendido.

Y no lo olvidaría.