domingo, 17 de julio de 2011

Relato: El brillo de la luna

Hi there! Os traigo hoy un pequeño relato que escribí para el certamen de mi colegio (que gané, por cierto ;)). Es bastante infantil, pero bueno, espero que os guste ^^

El brillo de la Luna


Sol y Luna eran grandes amigos desde muy pequeños. La gente piensa que sólo se cruzaban durante los eclipses, pero está equivocada. Los días que el Sol y la Luna querían encontrarse, se nublaba el cielo para ocultar su huida y se reunían en un pequeño valle entre montañas, donde jugaban y hablaban durante horas.

Sol sabía que la Luna no era como él, pero le daba igual, puesto que en ella encontraba una gran compañera de juegos y una buena amiga. Luna sabía que Sol era el favorito de los humanos, porque les daba calor y luz; pero no sentía celos de él, porque Luna se sentía a gusto tal y como era.

Pero un día llegó al cielo una joven Sol, llamada Solana, que brillaba más que Sol y, por supuesto, más que Luna. Sol y Luna la acogieron como una más y la hicieron cómplice de sus juegos.

Solana rápidamente se vio atraída por el brillo de Sol, y empezó a no separarse nunca de él; ni durante el día, en el cielo, ni durante la noche, en la que se ocultaban en cuevas para no eclipsar a Luna.

Sol y Solana dejaron, poco a poco, de incluir a Luna en sus juegos, porque no brillaba lo suficiente y se los arruinaba. Al verse sola, Luna se puso muy triste, tanto que hasta los humanos se dieron cuenta de su falta de brillo por las noches. Sin un astro que iluminar la noche, la Tierra se tornó oscura y tenebrosa, y los humanos tuvieron que ampararse de ella encendiendo todas las luces de sus casas cada noche para espantar a los animales salvajes.

Luna veía desde el cielo el caos que se había formado en la tierra pero, por más que lo intentó, no consiguió volver a brillar como antes. Echaba demasiado de menos a Sol.

Un día, se armó de valor y salió al cielo al encuentro de Sol. Posteriormente, los humanos llamaron a dicho encuentro eclipse. Solana en ese momento estaba dando la vuelta al planeta para entretenerse, así que Luna pudo hablar con Sol a solas.

Le preguntó la razón de su separación, a lo que él no contestó. Le recriminó que se había dejado llevar por Solana y, finalmente, le contó el problema de los humanos por las noches. Sol parecía ignorarla, esperando al regreso de Solana, pero Luna creyó ver en él sembradas las dudas.

Luna volvió a su escondite, el odio hacia Solana creciendo en su interior. La odiaba por ser más luminosa que ella, y por ser igual que Sol, algo que Luna nunca conseguiría.

Solana se presentó en la cueva donde Luna se había refugiado. Quería disculparse con ella, por haberla separado de Sol, y quería decirle que se iba a ir para siempre, para no romper una amistad tan bonita. Aunque nunca lo admitiría, Solana envidiaba a Luna por su brillo azulado, tan diferente al suyo.

Solana confesó a Luna que quería a Sol sólo para ella, y que lo sentía, y también le contó los celos que despertaban en ella al admirar su brillo azulado. Prometió marcharse al alba.

Pero Luna no se lo permitió, avergonzada de haberla envidiado. Ella también tenía parte de culpa, explicó a Solana, porque la trató mal por considerarla mejor que ella.

Sellaron su amistad, y desde entonces Luna volvió a iluminar la noche con su rostro, y los humanos pudieron salir a contemplarla sin miedo.

Ese día ambas aprendieron a respetarse, una amarilla y otra blanca; día y noche; diferentes pero iguales.

2 comentarios:

Elle dijo...

Escribes genial Sil, y aunque parezca infatil como dices ¿quien no ha escrito sobre Sol y Luna alguna vez? sobre Solana si que no lo he hecho yo nunca.
Que imaginación. Sigue así^^

sil dijo...

Gracias <3 ¡Me gustaría leer lo que has escrito tú sobre el sol y la luna :)!
Besoss

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