Hola! Para empezar esto con fuerza, voy a publicar el relato con el que estoy más satisfecha. Espero que os guste :)
Los kilómetros se sucedían al otro lado de la ventana empañada por su cálido aliento. Bajo la mortecina luz artificial, sus ojeras eran oscuras marcas bajo los ojos y sus cabellos, antaño brillantes y con lustre, yacían lacios convertidos en mechones que escapaban de su tocado.
Aún así, estaba hermosa, como siempre. Kyle abrió la puerta del vagón a través de la cual observaba a la joven, y entró.
–¿Es de su agrado que comparta esta travesía con ustedes? –preguntó con cortesía.
La otra joven, que Kyle identificó como su dama de compañía, respondíó afirmativamente ante el silencio de la joven, abstraída aún con el paisaje que se vislumbraba a través del cristal.
De repente, la joven se giró, sorprendida con la imagen del nuevo pasajero que el reflejo le mostraba. Sus límpidos ojos azules se abrieron con asombro. Kyle no pudo evitar esbozar una sonrisa sesgada.
Ella cerró los ojos, y una cristalina lágrima resbaló por su mejilla emitiendo destellos casi tan puros como los mismos ojos desde los que resbalaba.
–Te dije que no me siguieras –le reprochó a Kyle en voz tan baja que un oído humano nunca podría captarlo. Él se sentó a su lado sin llegar a tocarla.
–Y yo te dije que te quería, y que no me importa que pienses que es imposible –respondió Kyle en el mismo tono.
Otra lágrima se unió a la primera en la faz de la joven. Kyle tuvo que emplear toda su fuerza de voluntad para no alargar la mano y recogerlas con el dedo para poder capturar aunque fuera por un segundo aquella belleza que la rodeaba como una aureola de luz.
Tan pura... Tan inocente...
Tan diferente a él.
Iba a desaparecer. Kyle podía verlo en sus ojos, transparentes para él. Ella nunca había conseguido mentirle.
Pero esta vez no lo permitiría. Conseguiría que aquello funcionara, porque ella era lo único que traía un poco de luz a su mundo de tinieblas. La necesitaba más que cualquier cosa en el mundo.
Le cogió la muñeca. El calor se extendió por su brazo, pero no retrocedió. Por un momento, cuando ella le miró a los ojos, Kyle creyó que todo iría bien, porque no volvería a perder a la persona que le daba sentido a su vida.
Pero fue solo por un momento.
–Es imposible... –repitió ella.
Se levantó con suavidad quedándose frente a él. Kyle odió las lágrimas que cubrían aquellos bellos ojos con toda su alma, aunque dudaba que tuviera una.
Supo que había alcanzado el paraíso que le estaba vedado en el momento que sus labios rozaron los suyos.
Pero entonces ella desapareció de sus brazos dejando únicamente como recuerdo un hálito de calor en su boca. Supo inmediatamente lo que había sucedido; había recuperado su forma más pura, la luz, para alejarse de nuevo de él. Kyle también lo había sentido. La vibración que parecía venir del mismo cielo en protesta de aquel beso prohibido.
Pero no le importaba. No le importaba que ella fuera un ángel, y que su relación sea el mayor pecado concebido jamás. Alguna vez se había preguntado si era su naturaleza demoníaca la que hacía que no se arrepintiera de aquello. Lo único en lo que podía pensar era que la había vuelto a perder. El dolor era cegador.
Preso de aquel dolor, Kyle no advirtió que la dama de compañía de la joven se había levantado hasta que estuvo delante de él.
–Aléjate de ella –sus ojos relampaguearon con una fuerza poco acorde con su apariencia frágil. Era un ángel también, adivinó Kyle, como demostraba la luz de sus ojos, tan parecida a la del que le había robado el corazón, si es que los demonios tenían uno–. O me encargaré yo misma de matarte, hijo de Satán.
El no respondió. Sumido en sus pensamientos, miró en silencio cómo la dama de compañía que había tomado por humana desaparecía en la luz como antes había hecho su protegida.
El joven demonio tenía claro que ella cumpliría su amenaza, pero no dudó ni un segundo antes de desaparecer en la sombra en pos de Karina, su ángel.
Aunque tardara de nuevo quinientos años en encontrarla.
Aún así, estaba hermosa, como siempre. Kyle abrió la puerta del vagón a través de la cual observaba a la joven, y entró.
–¿Es de su agrado que comparta esta travesía con ustedes? –preguntó con cortesía.
La otra joven, que Kyle identificó como su dama de compañía, respondíó afirmativamente ante el silencio de la joven, abstraída aún con el paisaje que se vislumbraba a través del cristal.
De repente, la joven se giró, sorprendida con la imagen del nuevo pasajero que el reflejo le mostraba. Sus límpidos ojos azules se abrieron con asombro. Kyle no pudo evitar esbozar una sonrisa sesgada.
Ella cerró los ojos, y una cristalina lágrima resbaló por su mejilla emitiendo destellos casi tan puros como los mismos ojos desde los que resbalaba.
–Te dije que no me siguieras –le reprochó a Kyle en voz tan baja que un oído humano nunca podría captarlo. Él se sentó a su lado sin llegar a tocarla.
–Y yo te dije que te quería, y que no me importa que pienses que es imposible –respondió Kyle en el mismo tono.
Otra lágrima se unió a la primera en la faz de la joven. Kyle tuvo que emplear toda su fuerza de voluntad para no alargar la mano y recogerlas con el dedo para poder capturar aunque fuera por un segundo aquella belleza que la rodeaba como una aureola de luz.
Tan pura... Tan inocente...
Tan diferente a él.
Iba a desaparecer. Kyle podía verlo en sus ojos, transparentes para él. Ella nunca había conseguido mentirle.
Pero esta vez no lo permitiría. Conseguiría que aquello funcionara, porque ella era lo único que traía un poco de luz a su mundo de tinieblas. La necesitaba más que cualquier cosa en el mundo.
Le cogió la muñeca. El calor se extendió por su brazo, pero no retrocedió. Por un momento, cuando ella le miró a los ojos, Kyle creyó que todo iría bien, porque no volvería a perder a la persona que le daba sentido a su vida.
Pero fue solo por un momento.
–Es imposible... –repitió ella.
Se levantó con suavidad quedándose frente a él. Kyle odió las lágrimas que cubrían aquellos bellos ojos con toda su alma, aunque dudaba que tuviera una.
Supo que había alcanzado el paraíso que le estaba vedado en el momento que sus labios rozaron los suyos.
Pero entonces ella desapareció de sus brazos dejando únicamente como recuerdo un hálito de calor en su boca. Supo inmediatamente lo que había sucedido; había recuperado su forma más pura, la luz, para alejarse de nuevo de él. Kyle también lo había sentido. La vibración que parecía venir del mismo cielo en protesta de aquel beso prohibido.
Pero no le importaba. No le importaba que ella fuera un ángel, y que su relación sea el mayor pecado concebido jamás. Alguna vez se había preguntado si era su naturaleza demoníaca la que hacía que no se arrepintiera de aquello. Lo único en lo que podía pensar era que la había vuelto a perder. El dolor era cegador.
Preso de aquel dolor, Kyle no advirtió que la dama de compañía de la joven se había levantado hasta que estuvo delante de él.
–Aléjate de ella –sus ojos relampaguearon con una fuerza poco acorde con su apariencia frágil. Era un ángel también, adivinó Kyle, como demostraba la luz de sus ojos, tan parecida a la del que le había robado el corazón, si es que los demonios tenían uno–. O me encargaré yo misma de matarte, hijo de Satán.
El no respondió. Sumido en sus pensamientos, miró en silencio cómo la dama de compañía que había tomado por humana desaparecía en la luz como antes había hecho su protegida.
El joven demonio tenía claro que ella cumpliría su amenaza, pero no dudó ni un segundo antes de desaparecer en la sombra en pos de Karina, su ángel.
Aunque tardara de nuevo quinientos años en encontrarla.
4 comentarios:
Oy, que mono!! (LL)
El final me ha encantado.
Realmente haces que parezca una situación del siglo17, con el lenguaje y el ambiente.
Pero me da mucho la sensación, por la forma en que terminas, de que no es un minirelato; sino el prólogo de una historia más larga.
Besos!!
Love youuu ^^
Respecto a la forma de terminar, siempre dejo la posibilidad de seguirlos, por si llega época de sequía literaria jeje. Aunque este lo veo bastante cerrado...
1besito
TT_TT 500 años tarda en encontrarla??, pobrecito.
Que bonito!!! Me encanta tiene intensidad.
La verdad es que podías hacer una historia más larga, pero así sin más lo veo perfecto.
Besos.
Gracias guapa, me alegro de que te guste :)
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